MOVIMIENTO SLOW PRENAVIDEÑO

¿Villancicos en estas fechas? ¡Parece demasiado pronto! Como que aún no apetecen, ¿y a ti? Sin embargo, una avalancha de noticias navideñas llega por todos lados. Si tú también estás en esta misma situación-conflicto de “me gusta, pero aún no quiero”, hoy te traigo un mini coaching pre-pre-Navidad llamado Movimiento slow prenavideño para que puedas empezar con calma y serenidad estas fechas.

Esto no versa sobre “cómo decorar la casa para Navidad”, ni “cómo montar el árbol de Navidad”, ni “qué comer en Navidad” ¡NO, todavía no! Va de relajar y no dejarse agobiar por esta temprana ola navideña. O sea, del movimiento slow ¿Lo conoces?

Slow no se trata de vivir en la chorcha. Se trata de encontrar el equilibrio entre el dolce far niente (lo dulce de no hacer nada) con el dinamismo de nuestra época. Ser slow significa permanecer sosegado, incluso ante situaciones que nos obligan a acelerar. Recuerda, las cosas importantes no deben acelerarse.

Lo primero que todos hacemos al abrir los ojos es mirar el reloj. Él marca el ritmo y sigue haciéndolo durante todo el día, mientras corremos de un sitio a otro, de una tarea a la siguiente. Cada momento forma parte de una danza incesante y dondequiera que miremos, el tic-tac sigue marcando nuestro ritmo.

En una sociedad como la nuestra, en la que una actividad frenética nos empuja a pensar, a todas horas, el principio de que el tiempo es oro, a cada momento del día y de la noche. Pero aún no es tarde, hay alternativas para reducir la velocidad y vivir una vida lenta. Aquí te dejo algunos consejos para entrar en el movimiento slow, poco a poco:

• Al despertar. ¿Qué es lo primero que escuchas cada mañana? No es bueno que te despierte una alarma similar a una marcha militar. Yo tardé mucho en caer en la cuenta, pero por fin cambié esa odiosa música por una melodía que me gusta y me pone de buen humor.
• Conecta con el día. Tómate unos minutos para contemplar el amanecer. Aunque los hagas todos los días, te aseguro que siempre es diferente. Agradece el milagro de despertar y estar viendo un gran espectáculo.
• Medita. Parece algo complejo y desconocido, pero es mano de santo para borrar el estrés de tu vida y reencontrarte. Comienza progresivamente y dedícale el tiempo que tu agenda te permita. Yo me tomo 10 minutos diarios y funciona. Concéntrate en tu respiración, sin hacer nada más que eso, cierra los ojos y sumérgete en el interior.
• En el desayuno. Prepara un desayuno saludable y bonito. Te ayudará a comenzar el día con mucha energía. Mientras desayunes, no pienses en los pendientes del día. Concéntrate en las sensaciones que te causan cada bocado en la boca, saborea, huele, disfruta…
• Consiéntete. Antes de irte a la cama, un bañito con agua tibia es una buena opción. Para quienes todos los días nos subimos a los tacones, un masaje de pies con crema relajante no estaría mal. ¿Qué tal si preparas una taza de té o leche, endulzada con miel natural para antes de dormir? O aplicar una mascarilla que, además de limpiar la piel en profundidad, la purifica y oxigena.

En la actualidad, nuestro día a día se parece más a una carrera de obstáculos en la que cuantas más metas y objetivos consigas es mejor, que a una vida satisfactoria. El movimiento slow reivindica la actitud lenta, muchas veces desprestigiada, que no es otra cosa que darle el tiempo que merece a cada cosa que realicemos en el día.

Con estos pequeños cambios, ya estarás dentro del movimiento slow. Necesitarás un poquito de fuerza de voluntad, pero a la larga tu cuerpo y mente lo agradecerán. Yo me encarrilé al movimiento hace algún tiempo y estoy experimentando los grandes beneficios. ¡Ábrete a la experiencia!